Wilson Acevedo

El ‘Trin’ de la confianza

Fotografías:
Cristina Abad
- Escrito Por:
Juan Sebastián Salazar
Relatos Amarillos pódcast RTVC Wilson Acevedo historias taxistas Medellín Colombia

A mí me conocen como ‘El Trin’ porque un día empecé a decirle a los amigos que “trin”, que “mire ese taxi, trin”, que “me encontré con un usuario y trin: el man me regaló tanto”, y así. Ahí todos empezaron a decirme ‘El Trin’, pero yo tengo más nombres: Chespirito, Payasito, Chavo… Jum. ¡Tengo más nombres que quién sabe qué! 

¿Qué te puedo decir? Mi primer taxi fue un ‘Chevetico’, y con él me mantenía en la minorista llevando bultos y comida, tomates y esas cosas; ese era mi acopio y yo era feliz ahí, todos me conocían. Hasta que cerraron la minorista –no sé por qué–, y trin: yo me puse a llorar porque era mi lugar de trabajo. Todos me conocían. 

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Eso fue hace unos 23 años, y desde entonces he tenido varios cacharros, que gracias a Dios estoy vivo. Un día estaba trabajando en un Dacia, un carro elegante, y recogí a unos pelados que iban a Copacabana. Recuerdo que cuando subieron dijeron “Uy, ¡cómo! ¡Qué carrazo! Tan bueno”, y yo adelante, todo feliz. Los pelados me llevaron como a una finca; la carretera ya no tenía ni luz ni nada, y además estaba destapada, y yo decía “Uy, eso qué”, cuando un muchacho me cogió atrás y yo quedé trin. Dijo “Bájese, mijo” y me empacaron en la maleta y me quitaron la plata –siempre llevaba platica–. Y ahí quedé: empacado en la maleta.

Menos mal allí tenía una cruceta que en la punta tenía una pala. Abrí y los pelados ya se habían volado. Mientras salía una gente me pilló y salieron corriendo. Yo les decía “Venga, venga, me robaron”, pero no me pararon bolas. Entonces cogí el taxi y seguí, y trin: una camioneta me paró y un man me puso una escopeta. Me gritó que dizque ladrón de no sé qué, y yo “no, yo no soy ladrón. No, venga: yo soy el del taxi. Me acaban de robar allá arriba”. Yo hacía bulla: que no, que yo no. Al final me creyeron porque les mostré la tarjeta amarilla y vieron mi foto. 

Gracias a Dios aquí estoy vivo. Es que yo tengo una suerte muy linda. Yo he estado ligado: la gente me tiene confianza. Yo llevo a señores de edad que van a cobrar la pensión; también llevo niños de seis o siete añitos solos porque los papás me tienen demasiada confianza. A mí me llaman mucho-mucho. Ahorita, por ejemplo, cogí una carrera de diez, antes una de 5.600 y así, trin: ya tengo lo de la liquidación. Ahora a la casa.

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